20 de mayo de 2007

La Gheorghiu vuelve al Real.


«Fue una controversia aquí, pero no para mí, pues considero que tenía la razón», explica la soprano en una entrevista con Efe, en la que atribuye al director musical del Real, Jesús López Cobos, su regreso. «En su momento estuvo muy contrariado por lo que sucedió, pero nos vimos en Orange y me oyó cantar. Se enamoró de mi voz y me dijo que viniera. Por eso estoy aquí», indica.
Y así, bajo la batuta del maestro López Cobos y con la Orquesta Sinfónica de Madrid, la soprano comparece mañana ante el público madrileño con un repertorio elegido por ella misma.

«Espero que sea una grata sorpresa porque es la primera vez que canto en el Teatro Real y elijo siempre lo que pienso que va a ser un placer oirme cantar», prosigue la artista, casada con el tenor francés Roberto Alagna y que tiene fama de «gran diva», una prestancia que la rodea mientras atiende con amabilidad a los medios de comunicación interesados en recoger sus palabras y en captar su imagen glamourosa.

Debutó en los escenarios internacionales en 1992, interpretando «La Traviata» en el Covent Garden de Londres, y desde entonces ha representado numerosos papeles, entre ellos «Tosca», por el que siente una especial predilección.

«En 20 años que llevo trabajando, amo estar en los escenarios, si no fuera así, me dedicaría a cantar en el cuarto de baño para mí misma, sin que nadie me escuchara. No estoy en el escenario para reírme de nadie, ni para dar lecciones a nadie, sino para dar placer y para hacer que el público sueñe», afirma.

Está convencida desde muy pequeña de que su destino está ligado a la música y así lo explica: «pisé un escenario por primera vez en Adjud, mi ciudad natal, en Moldavia, cuando estaba todavía en la guardería y canté una pieza de Brahms. Con 16 años, no había actuación en Bucarest para la que no la llamaran. Era una cantante de ópera que iba al colegio y viceversa».

«Cuando tenía 17 ó 18 años -prosigue- ya me decían que algún día debutaría en el Metropolitan de Nueva York; y yo, en vez de sorprenderme, lo encontraba normal. Cuando hice mi debut allí, envié postales a mis amigos en Rumanía diciendo: ¡por fin, he llegado, como me decíais!»

Para la soprano, «en Rumanía, el público y la crítica son muy duros», y por ello «siempre pensó que, si había conseguido ganárselos, podría ganarse al público y a la crítica del resto del mundo».

«Sigo mi destino, no hay duda», afirma esta artista, quien tiene una larga discografía -entre sus discos figura una grabación de «Carmen» con un aria inédita- y también nuevos proyectos con compositores contemporáneos.

En estos días, declara, ha empezado a preparar para la Ópera de Marsella una pieza del compositor Vladimir Cosma con libreto de Marcel Pagnol, un proyecto al que seguirá otro para el Metropolitan de Nueva York, con música del estadounidense John Corigliano.

También tiene previsto trabajar en la ópera que está escribiendo el mexicano Daniel Catán, basada en la novela «El cartero de Neruda (Ardiente paciencia)», del chileno Antonio Skármeta, y que se titulará «Il postino».

Y es que, tiene compromisos profesionales hasta 2013, una apretada agenda que no la impide asegurar que volverá a España para cantar ópera, después de este debut en el Real y de haber cantado en el concierto inaugural del Palau de las Arts de Valencia el pasado mes de octubre, «una experiencia fantástica que la encantó», recalca sonriente.
http://www.diariodenavarra.es/actualidad/noticia.asp?not=2007051910575128&dia=20070519&seccion=culturaysociedad&seccion2=culturaysociedad

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