31 de octubre de 2006

Larmore hoy en Oviedo.

Una entrevista que publica La Nueva España.
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=1444&pIdSeccion=31&pIdNoticia=458256

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-Tras dos décadas de trabajo, ¿ha cambiado mucho su profesión?
-El mundo de la ópera ha cambiado completamente desde que yo comencé mi carrera hace veinte años. El poder está en las manos del director de escena y no de los músicos. Y entonces acaba siendo prioritario que el cantante tenga buena presencia antes de que su voz sea la adecuada para un personaje determinado. Por ejemplo, Deborah Voigt, con una voz maravillosa, fue despedida en el Covent Garden de Londres en la obra «Ariadne auf Naxos», de Richard Strauss, porque no se podía poner un esbelto vestido negro de cóctel. Hollywood se ha infiltrado en el mundo de la ópera y ya se sabe que la imagen lo es todo. Esto, en principio, estaría bien porque los cantantes cada vez estamos más en forma para aguantar los rigores de una carrera de viajes y cambios constantes, pero no se puede convertir en una tiranía.
-Son los directores de escena los que mandan.
-Sí, son los nuevos divos. Ahora los cantantes tenemos que saltar a través de aros, escalar un árbol y otras cosas mientras cantamos un aria. Todo gravita alrededor de lo visual y cada vez menos en la voz en sí misma.
-¿Están los cantantes suficientemente preparados?
-Joan Sutherland una vez me dio un consejo que siempre he tenido presente. Me dijo: permanece bajo los focos tanto tiempo como sea posible. Si tu técnica es buena al comienzo de tu carrera no hay ninguna razón para no cantar bien hasta que te mueras. Aquellos artistas cuyas carreras son cortas se explican porque hay problemas de base. El gran tenor español Alfredo Kraus es buen ejemplo de artista que cantaba muy bien siendo septuagenario.
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Y otra en La Voz de Asturias
http://www.lavozdeasturias.es/noticias/noticia.asp?pkid=303561

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-- Su interpretación de Giulio Cesar le sirvió para dar un salto en su carrera en la pasada década, qué conserva de lo aprendido durante aquellos años?
-- Giulio Cesar me enseñó mucho de mí misma, no sólo como cantante, sino como una verdadera artista. Una mezzo canta muchos papeles a lo largo de la carrera en los que interpreta a un hombre y eso implica aprender cómo piensa, camina o anda. Me di cuenta de que cantar un papel de hombre no tiene nada que ver con posturas sino con su psicología profunda. Otra cosa muy importante es la música de Haendel, es como una medicina para la voz.

-- Cómo define usted a una mezzo?
-- Creo que tenemos lo mejor de dos mundos, a medio camino entre una soprano y una alto. Es la cualidad de la voz y la tesitura en la que una intérprete se encuentra cómoda las que definen a una mezzo.
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